¿Qué te tengo dicho sobre los secretos? Que si son secretos es por algo, y es que a veces parece que lo olvidas. No puedes ir confiándolos por ahí, no sabes quién podría jugartela... Ya sé que en ocasiones te gustaría estallar, pero no puedes. Simplemente eso, no puedes. Pero ya es bastante difícil esconderlos por ti mismo, tus ojos te delatan cuando brillan como si el cielo se hubiese abierto de repente. Tu sonrisa involuntaria te juega una mala pasada, pero es imposible esconderla. Tus nervios te declaran una guerra que no puedes ganar y sólo te tienes a ti (me tienes a mí) para inventar unas excusas que cada vez son menos creíbles. Y aún así, te atreves a decir que necesidad contárselo a alguien... ¿Pretendes confiar en alguien cuándo a penas puedes confiar en ti misma?
Con el paso del tiempo pesarán más y más, esto no es nada, comparado con lo que vendrá. El mundo es cruel y te tiende los brazos, y cuando crees que va a acogerte, que pretende darte un abrazo te empuja.
Querida tú, (o sea yo), sigue como hasta ahora, esconde los secretos en la caja al fondo del armario y trata de olvidar que están ahí. Los secretos te ayudan a mantenerme viva, (aunque en realidad te estén matando).
Querida tú, (o sea yo): Aguanta, se pasará.
Siempre se pasa.